DIETA SOSTENIBLE: CÓMO ADAPTAR NUESTRA DIETA PARA QUE ADEMÁS DE SER SANA CONTRIBUYAMOS AL CUIDADO DEL MEDIOAMBIENTE

Los profesionales de la Sociedad Castellano Leonesa de Endocrinología, Diabetes y Nutrición realizan una serie de recomendaciones para que nuestra alimentación tenga el menor impacto posible en el medioambiente.

Disminuir el consumo de los alimentos más contaminantes y aumentar el consumo de alimentos de producción local atenúa el impacto mediambiental que genera la alimentación.

Dra. Emilia Gómez Hoyos

La alimentación tiene un gran impacto en el medio ambiente y es el área que más huella ecológica genera en el planeta. Aproximadamente representa un 25% de todas las emisiones. Éstas contribuyen al efecto invernadero que, a su vez, genera la crisis medioambiental que vivimos actualmente.

¿CÓMO AFECTA REALMENTE NUESTRA ALIMENTACIÓN AL MEDIO AMBIENTE?
Las emisiones de gases de efecto invernadero ligadas a la alimentación se concentran, sobre todo, en los cambios que generamos por usar la tierra para la agricultura (por ejemplo, en la deforestación), y en la producción en sí misma (por ejemplo, la eutrofización de las aguas generadas por el uso de los fertilizantes nitrogenerados).
Por otra parte, la ganadería tiene un impacto mucho mayor que otros alimentos debido a que los animales emiten más proporción de gas metano que de CO2 y además consumen más recursos. Entre ellos se encuentran los alimentos (piensos para vacas, cerdos…y peces de piscifactoría) y los recursos de logística necesarios para crear y mantener granjas y mataderos.
En cuanto al procesamiento de los alimentos, debemos tener en cuenta las emisiones derivadas del consumo de energía y maquinaria que permiten transformar las materias primas en el producto final que se comercializa, tanto en cultivos como en producción animal. A esto hay que añadir las emisiones asociadas a la producción de los materiales de envasado, el transporte de estos envases y la propia gestión de sus derechos una vez utilizados.
Por último, tenemos el impacto de las emisiones derivadas del transporte de los alimentos, aunque contribuyen en menos medida que los procesos previamente expuestos.

¿QUÉ TIPOS DE ALIMENTOS CONTAMINAN MÁS?
La producción de carne es uno de los procesos que más emisiones generan. Sobre todo la carne de ternera, ya que por Kg de producto emita 60 Kg CO2 eq, frente a 24 Kg eq de la carne de cordero y oveja, 21 KgCO2 eq de carne de vaca lechera, 7Kg CO2 eq de carne de cerdo y 6 Kg CO2 eq de carne de pollo.
Respecto a la producción de 1 Kg de proteína vegetal de la misma calidad nutricional, la producción de 1 Kg de carne implica unas emisiones 18 veces superior de eq de CO2, al necesitar , aproximadamente, 10 veces más de agua, de combustible, de fertilizantes y pesticidas para su producción.
La pesca tampoco está exenta de impacto medioambiental ya que mediante la sobrepesca (captura de más peces de los que se pueden regenerarse naturalmente) se deterioran significativamente los ecosistemas marinos. A su vez, las piscifactorías consumen un elevado número de recursos en la producción del pienso (harinas procedentes de la pesca de peces menos rentables económicamente).

¿CÓMO ATENUAR EL IMPACTO MEDIOAMBIENTAL QUE GENERA LA ALIMENTACIÓN?
La forma de atenuar el impacto medioambiental que genera la alimentación es disminuyendo el consumo de los alimentos más contaminantes, principalmente de los de origen animal, optando por aquellos más respetuosos con el medio ambiente.
Por otra parte, es esencial aumentar el consumo de alimentos de producción local y de temporada.
A su vez también debemos reducir el consumo de alimentos procesados y optar, además, por envases biodegradables o reutilizables.

RESPECTO A LA COMPOSICIÓN DE NUESTRA ALIMENTACIÓN ¿POR DÓNDE COMENZAMOS EL CAMBIO?
Un primer paso sería reducir el consumo de proteína animal, sobre todo la carne y en especial la de origen bovino, incrementando la ingesta de proteína vegetal mediante las legumbres y sus derivados. Aportando también grasas saludables (mono y polinsaturadas) a través del consumo de frutos secos, semillas, aceite de oliva y aguacate.
A su vez seleccionar aquellas carnes que generan menos emisiones y, si es posible, de producciones extensivas. Respecto a los huevos, seleccionar aquellos de gallinas camperas. Las prácticas de ganadería extensiva podrían mitigar en un porcentaje mayor, el alto impacto que tiene la carne procedente de la ganadería intensiva.

Respecto al consumo de pescado hemos de seleccionar pescado de temporada y de explotaciones sostenibles y evitar el consumo de especies amenazadas o en peligros de extinción.

¿ES SALUDABLE UNA DIETA MÁS SOSTENIBLE?
La respuesta es sí. Sin duda alguna un consumo menor de carne y mayor de legumbres previene el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, de obesidad y un mejor control metabólico de enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial. A su vez, también disminuye el riesgo de desarrollo de cáncer de colon.
El consumo de grasa vegetal mono y polinsaturada contribuye significativamente a la prevención de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Por otra parte, el consumo de productos locales y de temporadas genera un impacto positivo en nuestra salud al proporcionarnos productos hortofrutícolas frescos, optimizándose de esta manera el aporte de vitaminas y minerales. Por otro lado, se preserva mejor su sabor lo que favorece su consumo lo que ayuda a cumplir las recomendaciones diarias de 2 raciones de hortalizas y 3 raciones de fruta.

CRISIS Y ALIMENTACIÓN SOSTENIBLE
En el momento actual que vivimos de crisis y con inflación al alza ¿es factible una alimentación sostenible?. No sólo es posible sino que incluso un patrón de alimentación sostenible beneficiaría a la economía de nuestro hogar. Generamos ahorro al seleccionar productos de temporada y con el consumo de proteínas de origen vegetal (legumbres y sus derivados) , que es significativamente más económico que el consumo de proteínas de origen animal, siendo similar la calidad de ambas fuentes proteicas.

EL MEJOR EJEMPLO DE DIETA SOSTENIBLE: LA DIETA MEDITERRÁNEA
A modo de conclusión, el mejor ejemplo de dieta sostenible es nuestra vitoreada dieta mediterránea que tantos beneficios clínicos ha demostrado.
La base del patrón de alimentación mediterráneo se reviste de sostenibilidad ya que se centra fundamentalmente en un consumo diario de frutas y verduras frescas, junto a cereales de grano entero y frutos secos. Además de recomendar un mayor consumo de legumbres y el uso exclusivo de aceite de oliva para cocinar.

—Para ampliar información contactar con
Eva Calleja
Departamento de Comunicación SCLEDyN
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